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¿Correr un maratón cambia tu cerebro? Esto dice la ciencia

¿Sabías que correr un maratón no solo transforma tu cuerpo, sino también tu mente? Más allá del desafío físico, hay cambios reales que ocurren en tu cerebro tras los 42K. ¿Te imaginas cuáles son? Descúbrelo acá.

El impacto de correr un maratón en el cerebro

Un reciente estudio publicado en Nature Metabolism exploró el impacto de correr un maratón en la estructura cerebral. Utilizando imágenes de resonancia magnética, los investigadores encontraron que la fracción de agua de mielina (MWF, por sus siglas en inglés), un indicador del contenido de mielina en el cerebro, disminuyó significativamente después de la carrera en áreas relacionadas con la coordinación motora y la integración sensorial y emocional. Sin embargo, esta reducción fue temporal, ya que los niveles de mielina se recuperaron a los valores previos en un período de dos meses. Estos hallazgos sugieren que el contenido de mielina en el cerebro puede disminuir de manera transitoria y reversible debido al ejercicio intenso, apoyando la hipótesis de que los lípidos de la mielina podrían actuar como reservas energéticas en condiciones metabólicas extremas.

Diferencias entre maratón y ultradistancia

En el contexto del estudio, es interesante considerar cómo estas adaptaciones podrían diferir en corredores de ultradistancia. Mientras que los maratonistas experimentan una disminución temporal en la MWF, en ultramaratones las demandas energéticas son aún mayores y prolongadas, lo que podría intensificar o extender estos efectos. En carreras de 50 km, 100 km o más, el estrés metabólico y neurológico es más prolongado, lo que podría influir en la recuperación de la mielina o en su impacto a largo plazo.

¿Cómo se adapta el cerebro al ultrarunning?

La estrategia de ritmo y esfuerzo en ultradistancia es diferente: los corredores tienden a mantener una intensidad menor, alternando con caminatas y descansos, lo que podría modular de manera distinta la demanda energética sobre el cerebro. Investigaciones futuras podrían explorar si la mielina en corredores de ultradistancia tarda más en recuperarse o si hay mecanismos compensatorios que minimicen estos efectos.

Si bien el estudio destaca la capacidad de recuperación del cerebro tras un maratón, queda la pregunta abierta sobre cómo responde el cerebro en desafíos aún más exigentes. ¿Podría la práctica prolongada del ultrarunning generar adaptaciones neurológicas distintas a las del maratón? Este tipo de estudios es clave para comprender mejor los límites del cuerpo y la mente en deportes de resistencia.

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