Correr con frío: 3 claves para no abandonar cuando bajan los grados

¿Correr con frío? El frío no es excusa. De hecho, puede ser tu mejor aliado si sabes cómo enfrentarlo. Correr en invierno no solo fortalece la disciplina, también te prepara para rendir mejor en otras condiciones. Pero, ojo: hay que hacerlo bien. Aquí van 3 claves para que el frío no te saque de la ruta:

1. Vístete por capas (¡con estrategia!)
   No se trata de abrigarse como para la nieve, sino de usar las prendas adecuadas. La primera capa debe ser transpirable y ajustada, que elimine la humedad del cuerpo (¡nada de algodón!). La segunda debe conservar el calor, como una térmica ligera. Y la tercera, idealmente, debe proteger del viento y la lluvia. ¿Bonus? Guantes, gorro o bandana: pequeños accesorios que hacen una gran diferencia.
2. Calienta mejor que nunca
   Con bajas temperaturas, los músculos tardan más en activarse. Por eso, un buen calentamiento es clave. Nada de estiramientos estáticos: lo mejor son movimientos dinámicos como skiping, movilidad articular y estocadas. Dedícale al menos 10 minutos antes de empezar a trotar.
3. Parte suave, termina fuerte
   Tu cuerpo necesita tiempo para adaptarse al frío. Comienza a un ritmo cómodo y aumenta la intensidad de forma progresiva. Evitarás molestias, posibles lesiones y le sacarás mejor provecho a tu entrenamiento.

Bonus track: correr en invierno tiene beneficios reales. Mejora la resistencia mental, activa el sistema inmune y, admitámoslo… hay algo épico en entrenar cuando otros se quedan en casa, no?

Así que ya sabes: con buena ropa, calentamiento y actitud, el frío se convierte en motivación.